
Vivir un secuestro es una experiencia muy traumática sin importar la edad pues, los momentos vividos estando bajo esa situación son muy fuertes ya que no es solo temer por la vida propia sino estar bajo constante amenaza y maltrato psicológico, así como de abusos físicos en algunos casos.
Pero cuando se trata de niños secuestrados el proceso para superar el trauma suele ser un poco más complicado ya que, depende de la edad pueden distorsionar los hechos haciendo así que los traumasaumenten o se mantengan o, por su corta edad no comprendan bien lo que les está ocurriendo pero existen factores en ellos detonantes de una crisis de pánico o ansiedad.
Ahora bien, normalmente un niño secuestrado muestra cambios de personalidad, se ve afectado el desarrollo de su proceso cognitivo, dificultad para relacionarse con otros, dificultad para expresar sus emociones, se sienten impotentes, se sienten desprotegidos e inseguros, entre otros. Ahora bien, ¿cómo podemos ayudar a un niño a superar un trauma?
Lo primero es identificar el trauma y para ello podemos notar ciertos patrones de comportamiento como:
- El niño o niña se encuentra en un estado de depresión en el que presenta tristeza y no tienes ganas de realizar ninguna actividad.
- Suelen mostrarse nerviosos y ansiosos ante cualquier situación todo el tiempo.
- No se concentran con facilidad.
- Les cuesta conciliar el sueño o suelen tener pesadillas.
- Viven con miedo continuo.
- Se vuelven callados y rechazan hablar del tema.
Lo primero que se debe hacer es brindarle al niño atención psicológica para que este pueda trabajar en sus traumas de la manera correcta y con las herramientas necesarias, además de esto, el apoyo familiar en todo el proceso es muy importante pues, son los adultos de su familia las personas más cercanas a este que pueden brindarle un ambiente seguro y sano para que así distraiga su mente con diversas actividades y pueda superar de una manera más rápida el trauma vivido.
Probablemente el psicólogo recomiende establecer una rutina diaria de cosas por hacer para que el niño mantenga un orden en su vida y pueda saber qué va a pasar luego de una actividad o tarea, con el fin de aminorar la sensación de angustia y miedo.
Trate de brindar un hogar tranquilo, sin estímulos muy fuertes que puedan alterar los nervios de los niños pues, luego de un secuestros estos quedan muy susceptibles a cualquier ruido, emoción, o actividad muy fuerte. Los niños necesitan padres serenos que le brinden de nuevo esa sensación de seguridad perdida, pero no caiga en la sobreprotección pues este es otro problema común al que se encuentran los padres ya que no desean que nada malo le vuelva a pasar a sus hijos pero esto solo refuerza las inseguridades y miedos.
La psicóloga Mónica Pereira explica el en blog de EfeSalud dice que se puede superar un secuestro “si les ayudamos a vivirlo como una experiencia de su pasado y evitamos que se queden enganchados al dolor y al miedo. La idea es integrar este suceso en su historia vital, que lo recuerde como algo que se lo hizo pasa mal, pero que no lo pase mal cada vez que lo recuerde”.