
Las personas que padecen de algún tipo de cáncer y se encuentran recibiendo quimioterapia tienen un alto riesgo de contraer una infección debido a que su sistema inmunitario se encuentra debilitado pues los medicamentos hacen que la producción de glóbulos blancos disminuyan y, si el paciente contrae una infección esta podría convertirse en septicemia de no ser tratada a tiempo, lo que significaría un peligro mortal para la vida de los mismos.
Ahora bien, ¿cómo se produce una infección?
Todo comienza cuando los gérmenes, bacterias o virus entran al cuerpo, se multiplican y generan daños en los órganos y tejidos, se pueden contraer a través del aire, agua, superficies y alimentos, aunque en algunos casos es el mismo cuerpo quien produce la infección, por ejemplo la neumonía, las infecciones de las vías urinarias y las infecciones de oído; mientras que en el caso de los virus una de las vías más comunes de contagio es de persona a persona como el resfriado común, el herpes y la influenza.
¿Por qué la quimioterapia aumenta el riesgo de contraer una infección?
Todo se debe a que los medicamentos usados para eliminar las células cancerígenas en el cuerpo deben evitar la multiplicación de todo aquello que se pueda reproducir rápidamente en el mismo, por desgracia, los glóbulos blancos entran dentro de esa categoría y también son eliminados, quedando así el sistema inmune debilitado y propenso a enfermarse, dicho efecto secundario de la quimioterapia recibe el nombre de “Neutropenia”.
¿Qué se debe hacer si un paciente con cáncer tiene una infección?
Lo primero que se debe hacer es llamar al médico especialista para que este pueda atender al paciente lo más rápido posible, no importa si son horas de la madrugada, un paciente que está recibiendo quimioterapia necesita atención inmediata. Se debe medir la temperatura corporal en caso de que el paciente presente escalofríos, enrojecimiento de la piel o si se siente acalorado, este es uno de los principales síntomas de una infección.
También se pueden presentar los siguientes síntomas:
- Cambio en la tos o una nueva tos.
- Dolor de garganta o úlceras en la boca nuevas.
- Dificultad para respirar.
- Congestión nasal.
- Rigidez del cuello.
- Ardor o dolor al orinar.
- Secreción vaginal inusual o irritación en la vagina.
- Aumento del volumen de orina.
- Enrojecimiento, dolor o inflamación en cualquier parte, como en las heridas causadas por cirugía y en áreas alrededor de un catéter venoso central.
- Diarrea.
- Vómito.
- Dolor en el abdomen o el recto.
- Un dolor nuevo.
¿Cómo se puede evitar una infección?
Como ya le mencionamos anteriormente, son muchas las vías de contagio por lo que es primordial mantener la higiene del paciente, de los cuidadores y del ambiente para evitar que estos se enfermen, por lo que se recomienda el lavado constante de manos antes, durante y después de tener contacto con el paciente o con elementos que este pueda tocar, la limpieza y desinfección de superficies y alimentos, evitar el contacto con animales y con personas que pudiesen tener gripe o cualquier otra enfermedad que sea de fácil contagio.